y verte en tu Pasión, tan herido y despreciado,
vengo a DARTE LAS GRACIAS porque a través de tu dolor
nos salvaste y redimiste.
Necesito pedirte PERDÓN:
Por haber sido tan impaciente conmigo mismo, contigo y con los demás.
Por desesperarme con las diversas cruces que he tenido que abrazar.
Por mis intolerancias de querer tener todo de inmediato y bajo control.
Por mis enojos al no poder cambiar como me hubiera gustado.
Por mis rebeldías de no aceptarme tal cual soy.
Ayúdame a aprender con paciencia:
Que el Amor vence al odio,
Que tu Misericordia transforma los males en bienes.
Que ningún dolor, ofrecido al Padre junto a los tuyos, puede quedar estéril.
Que es posible asumir con gozo y paz tu "yugo suave" y tu "carga ligera".
Quiero amar como Tú amas, servir como Tú sirves,
y proclamar con alegría que mis dolores los hiciste tuyos,
y tu paciencia la hiciste mía. Amén.
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